Al hablar de tamalerías en Mexican Town sin lugar a dudas la tamalería Nuevo León es una de las más antiguas y más reconocidas del área, con varias décadas ofreciendo deliciosos tamales mexicanos.
“La tamalería inició en 1957. Cuando mi mamá vino de México en 1956, mi papá trabajaba en una pulidora, pero en esa empresa entraron en huelga y como mi madre era una mujer muy orgullosa, no quería pedir dinero prestado y empezó a vender tamales desde la casa. En esa época se iba caminando con mis tres hermanos a entregar los tamales; así empezó a ahorrar dinero hasta que puso su primer local”, dice Suzy Villareal Garza, quien hoy es la propietaria de esta tradicional tamalería en donde se venden un promedio de 150 a 250 tamales al día.
Suzy cuenta que en 1978 su madre compró el local en donde hoy funciona este popular negocio. “En un principio fue tamalería y restaurante. El restaurante duró como dos años porque hacer tamales tiene mucho trabajo y nos quedamos solo vendiendo tamales. Mamá y papá fallecieron hace 10 años y yo me quedé con este local acá. Todos los días los recuerdo por el trabajo y el esfuerzo que hicieron para criar a sus cuatro hijos”, reitera Suzy.
¿Pero qué diferencia estos tamales con los de otros negocios? Suzy dice que sus tamales son como los de Nuevo León. “Cada región en México tiene su forma de hacer el tamal y se respeta. El tamal de nosotros es delgadito, no lleva mucha masa, es hecho a mano. Acá estamos a sus ordenes con los tamalitos de Nuevo León”, asegura esta empresaria que trabaja seis días a la semana.
La Tamalería Nuevo León tiene clientes de todas partes de Michigan. “Aquí han venido personas de Ohio, Carolina del Sur, Kentucky, Arizona, Minnesota, etc. Estamos abiertos desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde, cerramos los lunes porque hay que descansar”
En este momento esta tamalería es la más antigua de Detroit. Suzy invita a la comunidad a que visiten su negocio para que disfruten un buen tamal de Nuevo Léon y aprovechen para vivir el calor latino que tiene Mexican Town.
Escrito por Carolina Ospina Oviedo