En enero de 2018 la historia de la separación de la familia García le dio la vuelta al mundo por dar a conocer el drama que viven miles de familias de inmigrantes en Estados Unidos al ser separadas.
La historia de inmigración de Jorge y Cindy García comenzó en 2004, cuando la pareja intentó corregir el estado no autorizado de Jorge. Jorge llegó a los Estados Unidos a los 10 años con sus padres indocumentados.
“En el 2004, cuando empezamos el trámite para empezar mis papeles, la abogada que tuvimos metió los papeles equivocados, acudí a la cita y allí me dijeron que me iban a arrestar porque todos los papeles que metió la abogada estaban mal”, dijo Jorge.
Los García obtuvieron otro abogado y presentaron una petición de inmigración para revertir una decisión anterior que había encontrado que Jorge García no era elegible para quedarse en los Estados Unidos. De 2011 a 2017, Jorge García informó diligentemente a la oficina de ICE de Detroit para registrarse y vivir otro año con su familia.
“Tuve que estarme presentando. Empecé cada seis meses y ya después estuve presentándome cada año, hasta que el último año ya me dijeron que no me podía quedar más tiempo, que ya me tenía que ir” comenta Jorge.
En 2017, ICE informó a los García que Jorge iba a ser detenido si no aceptaba regresar voluntariamente a México. ICE le permitió quedarse con su familia hasta el 15 de enero de 2018.
Después de pasar más de tres décadas en Estados Unidos Jorge tuvo que dejar a su familia y su vida en Michigan para iniciar una nueva en México, un país para él casi que desconocido, mientras Cindy su esposa tuvo que asumir el papel de madre y padre para sostener a su familia.
“Al principio fue difícil porque al yo estar solo aquí lo que yo trabajaba apenas servía para yo comer, para mis gastos. No tenia el dinero suficiente para mandarle dinero a ella y ayudarle, eso fue muy difícil”.
Para Cindy Garcia fue muy difícil separarse de su marido. El primer año empezaron un Go Fund Me page, pero en el segundo año tuvo que depender de los bancos de comida para poder vivir.
Sin embargo, durante los dos años Cindy estuvo lejos de su esposo ella se enfocó en dar a conocer el inmenso trauma que la separación causa a las familias de inmigrantes. Empezó como activista de UAW y de Michigan United, donde por medio de la crisis personal de su familia expuso los problemas políticos y morales más grandes de la política de inmigración de los Estados Unidos.
“Como activista de la UAW y de Michigan United y con la ayuda de la Representante Debbie Dingell, recibí mucho apoyo. Me dijeron: tú vas a ser fuerte, tú vas a sacar a tu familia adelante, y como nuestra historia fue por todo el mundo, me alentaron para ser la representante de todos”, comenta Cindy.
Pero cuando ya toda esperanza se había perdido hubo una luz al final del túnel. Jorge tuvo una audiencia con el consulado estadounidense en Juárez en febrero de 2019 y solicitó dos exenciones, una por su presencia ilegal en los Estados Unidos y otra como una disposición para volver a aplicar después de ser deportado.
“A mi esposo le habían dado el castigo de 10 años, pero por medio de su abogada solicitamos los dos perdones, pues el no tenía ningún récord criminal y llegó aquí de niño. Mandamos las aplicaciones cuando estabamos nosotros en Juárez en febrero. Ya después era esperar acorde a los tiempos de procesamiento de la documentación que podía tardarse hasta 12 o 13 meses”, aprecia Cindy.
Sin embargo, en diciembre de 2019 ocurrió el milagro de navidad y él regresó a casa. “El 23 a las 5 de la mañana me levanté y me fijé en el website y ahí estaba la aprobación, no mas tenia que ir él a recogerlo. El 24 Jorge fue, lo recogió en la mañana y el 25 ya voló para acá. Pero no les quise decir a mis hijos hasta que él estuviera aquí en el aeropuerto” recuerda emocionada Cindy.
A pesar de que la historia de la familia García ha tenido un final feliz, los García le piden a muchas familias que están pasando por su misma situación que no pierdan la esperanza.
“Tienen que hablar con los abogados y preguntarles si tienen o no oportunidades. Que les orienten sobre qué tienen que hacer, porque la lucha tiene que seguir. Vivir así en depresión, con miedo que ICE pueda llegar no es vida”, comenta Cindy.
Y a pesar de que su esposo ahora está en casa, Cindy planea seguir luchando por las familias que pasan por esta situación. Ahora, planea hacerlo mucho más.