En Talentos Latinos presentamos la historia de César Redondo, un inmigrante colombiano, quien con esfuerzo y dedicación creó la empresa The Outbound Group – Redondo Transportation en Romulus, Michigan.
Aunque la llegada de César Redondo a Michigan no fue la experiencia más placentera, el esfuerzo y tenacidad de este inmigrante le han permitido sobrepasar muchos obstáculos para ser hoy en día un exitoso empresario hispano.
“Yo llegué aquí hace casi 30 años después de salir de Colombia. Mi primera noche en Estados Unidos fue detrás de un tarro de basura”. En ese momento César tenía 20 años y no conocía a nadie en el país. Las personas que deberían recogerlo, unos amigos de su abuela, nunca aparecieron.
Después de pasar la noche detrás de una caneca de basura, empezó a deambular por las calles y un taxista mexicano le sugirió que fuera a la zona de los talleres rusos, donde podría encontrar empleo. “Empecé a buscar empleo como mecánico, pues era lo único en que yo me podía defender”.
Tras dos días de búsqueda logró conseguir un trabajo en un taller donde el dueño era un ruso llamado Vladimir Petrovic. “Un señor ruso muy amable me dio la oportunidad y allí empecé a trabajar duro, limpiando baños, en lo que fuera. Claro que también trabajé en el taller cortando latas, soldando y haciendo mecánica”, recuerda César.
Su mente positiva y su anhelo de salir adelante fueron claves. “No me importaba lo que tuviera que hacer, siempre tuve en la cabeza querer salir adelante”. Cuenta que aprendió mucho de los lugares donde trabajó, los cuales fueron las bases para, un tiempo después, trabajar en la General Motors y ascender al cargo de supervisor.
Las experiencias de los talleres donde trabajó, su experiencia en Waste Management, así como su labor en la General Motors, fueron enseñanzas claves y conocimientos que pudo poner en práctica en el momento de montar su propia empresa y sacar el negocio adelante. “Gracias a Dios me ha ido muy bien, ya son 6 años de OutBound Group – Redondo Transportation”.
Dice que ha recibido muchas bendiciones de este país, incluso comenta que participó en un programa en Stanford University, llamado Latino Entrepreneur. “Son muchas bendiciones, no ha sido fácil”, recuerda con nostalgia Redondo.
Destaca que su éxito ha sido el trabajo duro, pero también que en su familia le enseñaron desde pequeño a trabajar con las manos. “Mi papá tenía un taller de montacargas en Colombia y en las vacaciones siempre iba allí a trabajar. Y eso ha sido una de las bases de mi éxito aquí en Estados Unidos”.
Nunca se le olvidó cuál fue su propósito y el objetivo de venir a este país. Su padre, comenta, siempre le inculcó adaptarse al país donde llegara, a su cultura, al idioma. “Mi papá me decía: nunca se le olvide que usted es un huésped en el país. Siempre actúe como uno de ellos, respete la gente, respete la cultura”.
Ese consejo de su padre fue la razón por la que se metió a la marina. “Yo quería sentirme parte de este país y quería dar algo de vuelta, porque el país me ha dado muchas oportunidades, me ha dado muchas bendiciones. Como se dice en inglés: I wanted to earn my right to be here in this country”.
César se enlistó en la marina, donde tuvo una carrera muy exitosa. Con mucho esfuerzo y trabajo fue ascendiendo hasta el grado de Petty Officer de segunda clase. Participó en la guerra del golfo en Kuwait cerca a la frontera de Irak. Aunque fue una guerra, tiene recuerdos muy buenos de su estadía.
Aclara que la razón para su éxito en la vida siempre ha sido verle el lado positivo a las situaciones. “Siempre me ha gustado verle lo mejor a las cosas. Yo creo que hay algo que aprenderle incluso a lo negativo; cuando uno está en una situación bien mala tiene que pensar: qué puedo sacar de esta situación, qué puedo aprender”, enfatiza.
César finaliza con un mensaje a todos los latinos: “Nunca se olvide de donde viene, no importa qué tan lejos usted llegue aquí en EE.UU. o qué cargo ocupe, siempre mantenga los pies en la tierra, manténgase humilde y trate de ayudar al prójimo. Nunca se preocupe por quién va adelante, preocúpese por quién va atrás, porque el que va atrás ora a Dios por lo que usted le ha dado. Aprecie lo que tiene y nunca se dé por vencido” concluye.