El Instituto de Artes de Detroit (DIA) va a tener unos «Invitados de honor» provenientes de la Galería de Arte Albright-Knox en Buffalo, Nueva York: el Autorretrato con mono, creado en 1938 de Frida Kahlo (1907–1954) y El simulacro transparente de la imagen fingida, también de 1938 hecho por Salvador Dalí (1904-1989).
Estas obras se exhibirán del 7 de febrero al 27 de septiembre de 2020, por medio de un préstamo de otra pintura importante de Dalí, Remorse o Sphinx Embedded in the Sand, 1931 del Museo de Arte Eli y Edythe Broad de la Universidad Estatal de Michigan en East Lansing.
Las obras estarán acompañadas por retratos fotográficos de los icónicos artistas, de la colección Gilbert B. y Lila Silverman en Detroit y la colección permanente de la DIA.
La pintura se mostrará junto a tres fotografías de la colección permanente de DIA. Uno, un retrato de Kahlo por Nickolas Muray (1892–1965), y dos imágenes de Bernard G. Silberstein (1905–1999), que incluye una fotografía de Kahlo pintando Autorretrato como una tehuana (Diego en mi mente) con Diego Rivera , su esposo y pintor de los famosos murales de la industria de Detroit de DIA, de pie detrás de ella.
El Remordimiento de Dalí, o Esfinge incrustada en la arena, que muestra a una mujer enigmática mirando a través de un paisaje árido, es un testimonio de la imaginación inventiva del artista. El simulacro transparente de la imagen fingida demuestra el virtuosismo de su técnica surrealista de doble imagen e ilusión óptica. Estas pinturas se exhibirán con dos fotografías de Dalí, revelando la importancia de la autorrepresentación en su obra.
Entrr tanto, las pinturas atestiguan el interés de Kahlo y Dalí en imágenes inquietantes y temas inusuales, y sus personalidades imaginativas y más grandes que la vida. Ambos artistas estaban profundamente interesados en el autoanálisis y recurrieron a una variedad de fuentes biográficas y no biográficas para construir y presentar sus identidades artísticas en su trabajo y más allá.
En el Autorretrato con mono de Kahlo, se retrata como una mujer equilibrada y segura de sí misma, con sus prominentes cejas y una mirada intrépida. Frida adorna su cuello con un collar de huesos y conchas que simboliza su amor y devoción a la herencia y cultura mexicana.
Las piezas van a estar ubicadas junto a los murales de la industria de Detroit de Diego Rivera.