La American Academy of Ophthalmology y la American Dermatological Association exhortan a personas más jóvenes a recibir la vacuna de la culebrilla para proteger su salud y su visión
La Academia Americana de Oftalmología (American Academy of Ophthalmology) y la Asociación Dermatológica Americana (American Dermatological Association) recomiendan a las personas de 50 años de edad en adelante que se pongan la vacuna de la culebrilla. El consejo se hace 10 años antes de la edad queen el pasado se recomendaba.
Ahora se calcula que una de cada tres personas contraerá culebrilla (herpes zóster), y que la mayor cantidad de casos ocurrirá en personas de más de 50 años.
Lo alarmante es que algunas personas sufrirán una complicación sumamente dolorosa y deformante llamada “ herpes zóster oftálmico” que puede causar ceguera.
Irónicamente, aunque hay una vacuna efectiva contra la culebrilla, muchas personas seguirán sin vacunarse.
Los síntomas de la culebrilla inician con dolor, picazón y escozor en la piel. Posteriormente, el enrojecimiento y entumecimiento llevan a una erupción, por lo que se forman ampollas, que después se rompen y se crean una postilla. Las ampollas y las postillas pueden durar varias semanas, pero el dolor dura mucho más, especialmente en pacientes de edad más avanzada, de 65 años en adelante.
Muchos pacientes han afirmado que el dolor es tan agudo que han pensado en el suicidio.
En el caso de los ojos, si el virus infecta los nervios del ojo, esto es lo que puede causar:
• Erupción en los párpados;
• Infecciones oculares;
• Conjuntivitis;
• Infección e inflamación de la córnea (frente del ojo);
• Ojo seco;
• Visión borrosa y sensibilidad a la luz brillante;
• Dolor e inflamación dentro del ojo;
• Inflamación del nervio óptico detrás de su ojo; y
• Rotura de la córnea tan grave que requiera un transplante de córnea.
«Los oftalmólogos y otros médicos tienen una obligación moral de exhortar a las personas inmunocompetentes de más de 50 años de edad a vacunarse», dijo Elisabeth Cohen, M.D., portavoz clínica de la Academia Americana de Oftalmología.
Según Cohen, va en aumento la cantidad de personas afectadas, y lo preocupante son las consecuencias para la salud. “La vacuna contra el zóster es segura y efectiva. Si usted tiene más de 50 años y es elegible para una vacuna, hágalo».
El virus del herpes zóster es el mismo virus que causa la varicela. Más del 95 por ciento de las personas nacidas en los Estados Unidos que tienen más de 40 años de edad han tenido varicela. El virus permanece en el cuerpo y puede reactivarse como culebrilla muchos años después. Eso puede deberse al proceso natural de envejecimiento del cuerpo por cualquier cosa que debilite su sistema inmunológico.
Hasta el momento no está claro por qué el riesgo ha aumentado en casi el 70 por ciento en los últimos 15 años. Pero sí está claro que la culebrilla ya no es solamente una enfermedad de personas mayores. Los estudios muestran que el riesgo crece después de los 40 años y aumenta agudamente a los 50. Alrededor del 50 por ciento de las personas que viven hasta los 85 años contraerán culebrilla.
Lamentablemente, solo el 31 por ciento de las personas elegibles de 60 años en adelante, y
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) aproximadamente solo el 5 por ciento de las personas entre los 50 y los 59 años, se vacunan, y es común que los dermatólogos son los primeros médicos en ver a estos pacientes, ya que la enfermedad comienza con una dolorosa erupción con ampollas.
En julio, la Asociación Dermatológica Americana anunció que apoya la recomendación de la Academia Americana de Oftalmología sobre la vacuna de la culebrilla en pacientes apropiados de más de 50 años.
«El herpes zóster puede tener resultados devastadores con un dolor prolongado e intratable, y el potencial de pérdida de visión», dijo David E Cohen, MD, MPH, ex presidente inmediato de la Asociación Dermatológica Americana. «Las medidas de salud pública como una vacuna contra el zóster pueden reducir las probabilidades de contraer culebrilla o mitigar el impacto de la enfermedad».